
Pero ahora toca reflexionar, es la jornada de reflexión, y hoy la pienso dedicar a la familia. No sólamente a la mía sino también a aquellas familias que hacen algo bueno por esta sociedad. A aquellas familias que poniendo su granito de arena cada una, hacen una montaña de felicidad entre todos los niños que no pueden disfrutar de una familia como hemos tenido la suerte de tener la mayoria de nosotros.

Al llegar al lugar del encuentro, las familias me saludan efusivamente. Hace mucho tiempo que no me ven. Son familias encantadoras. Me gusta hablar con las personas, oirlas, sobre todo oirlas. Se aprende mucho. Así se puede saber realmente los problemas que tienen para poder ayudarlas. Un político debe saber oir muy bien a las personas y ser cercano a la gente.
Tienen preparados muchos juegos. Nos lo pasamos muy bien hasta la hora de la comida. Allí estamos todos más juntos y podemos dialogar mejor. Siempre me intentan sacar mi lado político; pero hoy toca reflexión y no quiero hablar de nada relacionado con la política. Es el momento de desconectar.
Al finalizar la jornada llega la hora de la despedida. Una despedida larga que parece que no termina nunca. Es como si no quisieramos llegar nunca al final de la despedida pensando en el día tan bueno que hemos pasado todos juntos.
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